vendredi, juillet 31, 2015

huesos perdidos



He podido caminar por diferentes lugares, entrar a casas de desconocidos, hablar acostado en camas tibias y duras, comer observando la puerta de salida sin temer a los perros, al uniforme del pavimento frío, ni a los agentes portadores de fronteras y alambradas.
Perderme en el marasmo de barrios olvidados, dormir con los nómades azules del desierto que colonizan baños sucios. La arena en las gargantas nocturnas que cantan y enamoran tendederos que permanecen húmedos. Levantarme y ponerme los zapatos como un par de besos promiscuos.
Las ciudades se reúnen y giran en mi cabeza, la lavadora que utilizo de tiempos pretéritos. Siempre hay una que se pierde y aparece y sola y oscura y quebrada de esquinas. Las más salinas, las menos utilizadas en las postales musicales del rap, del ssshump tap trunsss hop con zapatillas voladoras.
He podido sobrevivir a esas y a otras pérdidas distantes como el color del ocaso y del acaso. Esta noche algo me dice que lo que trae las olas yo lo perdí hace ya mucho tiempo y entonces temo a que los perros vengan y lo entierren en sus juegos.

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